El gasóleo A está destinado principalmente al sector automotriz, por lo que son estaciones de servicio, revendedores y el sector logístico sus mayores demandantes.

La gasolina 95 es un carburante sin plomo de 95 octanos preparado para alimentar motores de combustion interna. Generalmente suministramos este tipo de carburante a redes de estaciones de servicio y a empresas con flotas de vehículos comerciales equipadas con depósito propio.

Es un aditivo multifuncional desarrollado para su uso en gasóleos de automoción.
Mejora la calidad de ignición del gasóleo (incremento típico del número de cetano del orden de 0,8).
Mantiene limpios los inyectores (pérdida de flujo inferior al 70% en el ensayo de detergencia CEC F-23-A-01, Peugeot XUD-9 A/L y pérdida de potencia inferior a 2% en el ensayo CEC F98-08, DW-10)
Protege de la corrosión al sistema de alimentación del motor (mérito A/B++ en el ensayo ASTM D 665A).
Disminuye la tendencia a la formación de espuma (tiempo de desaparición menor de 15 segundos en el ensayo NF 07-075) y, en consecuencia, las salpicaduras durante el repostaje, facilitando el completo llenado del depósito y también disminuyendo el tiempo de operación en las estaciones de servicio. La mejora en la calidad de ignición, la limpieza de inyectores, la ausencia de corrosión y la buena conservación de las bombas de inyección, inducen efectos positivos en la economía del carburante, en la reducción de ruido y de contaminantes, en la facilidad de arranque, en el arranque en frío y, por último, en la suavidad de conducción.

Es un aditivo multifuncional, desarrollado para su uso en gasolinas de automoción. Se incorpora en brazo de carga.
Impide la formación de depósitos en las válvulas de admisión (máxima acumulación de depósitos- promedio de las cuatro válvulas: 30 mg/válvula en los ensayos M-102E, CEC F-05-A-93 y M-111, CEC F-20-A-98). Este nivel de limpieza se consigue tanto en gasolinas exentas de etanol, como en las que lo contienen en proporción de hasta el 10% V/V.
Mantiene limpios los inyectores tanto en inyección directa como indirecta. La mejora en la limpieza de los sistemas de admisión de los motores induce efectos positivos en la economía del carburante, en la reducción de contaminantes, en la facilidad de arranque y en la suavidad de conducción.